Aportando Valor
valor
El cemento y sus productos derivados resultan esenciales en la vida de las sociedades modernas, sin los cuales estaríamos desprotegidos o directamente incapacitados para desarrollar la mayoría de nuestras actividades cotidianas.
Viviendas, escuelas, puentes, hospitales, túneles, embalses, oficinas, canalizaciones, calles y carreteras, plantas depuradoras, naves industriales, muelles portuarios, muros de contención, parques y jardines, estadios… la lista de infraestructuras construidas en base a cemento resulta interminable.
A las tradicionales características constructivas como adoptar la forma del molde que lo contiene, su resistencia mecánica, la estabilidad ante el fuego o el aislamiento acústico que proporciona, se suman otras facetas muy importantes en términos de sostenibilidad:
- Su alta inercia térmica que permite aportar eficiencia energética a los edificios que emplean revestimientos de hormigón, produciendo un ahorro neto de emisiones de CO₂ a lo largo de la vida útil del edificio
- Es reciclable 100% al término de la vida útil de la construcción
- Es un material muy durable que permite construcciones con vida útil superior a 100 años
- En el pavimento de carreteras, ahorra combustibles durante la rodadura de los vehículos y, en consecuencia, ahorra emisiones de CO₂ durante toda la vida útil de la carretera
Contribución al desarrollo de las comunicaciones
El cemento ha demostrado ser un elemento clave para el desarrollo de las infraestructuras permitiéndonos salvar obstáculos y facilitar la comunicación con la construcción de carreteras, túneles y puentes más seguros y durables, mejorando la calidad de vida de la sociedad.
Contribución a la salud
Algunas de las infraestructuras que mayores beneficios han proporcionado a la sociedad utilizan el hormigón como principal material de construcción. Las instalaciones de suministro de agua (túneles, tuberías, embalses y estaciones de bombeo han permitido recoger, tratar y distribuir agua limpia a las grandes poblaciones actuales. El uso del hormigón para su fabricación ha reducido drásticamente desde principios del siglo XX, la mortalidad por enfermedades relacionadas con la calidad del agua.
Contribución a la seguridad
Debido a sus características de durabilidad y resistencia, el cemento y el hormigón están presentes en la mayoría de las infraestructuras destinadas a minimizar las consecuencias de posibles cambios de clima y desastres naturales (contención y control de los efectos de las inundaciones, estructuras construidas para resistir los efectos de las tormentas y de la acción de las olas en las zonas costeras).
También pueden frenar y detener los deslizamientos de tierras, fijar paredes de roca inestables y prevenir las caídas de piedras ocasionales en las carreteras o áreas de peatones.
Además, en caso de incendios, no desprende gases tóxicos, no es combustible y mantiene sus características mecánicas, facilitando la evacuación.
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